Colón al final de su primer viaje escribió tres cartas; una a los Reyes, la segunda a Gabriel Sánchez, tesorero de la Corona de Aragón, y la tercera a Luis de Santángel que adelanto el dinero para que fuese posible realizar el viaje. Teóricamente las cartas fueron enviadas a sus destinatarios en cuanto Colón puso pie en Lisboa (7 de marzo) y a principios de abril fue publicada impresa en Barcelona, y de todas se fueron sucediendo sucesivas ediciones en las principales ciudades de la Cristiandad. Un maravilloso servicio de propaganda que haría las delicias de cualquier político actual.
Mas o menos el contenido de las cartas es similar, pero yo voy a copiar una frase que es semejante en todas ellas:
«… Hoy en día los traigo que siempre están de propósito que vengo del cielo, por mucha conversación que hayan habido conmigo; y éstos eran los primeros a pronunciarlo adonde yo llegaba, y los otros andaban corriendo de casa en casa y a las villas cercanas con voces altas: venid, venid a ver la gente del cielo; así, todos, hombres como mujeres, después de haber el corazón seguro de nos, venían que no quedaban grande ni pequeño, y todos traían algo de comer y de beber, que daban con un amor maravilloso…»
Me encanta la precisión no se si colombina o taína, ellos no son dioses, si no «gentes del cielo» ligero matiz que permite no «encajar» a los taínos como idólatras con el riesgo de que los que financiaban el viaje decidiesen que no se podrían ganar almas para la verdadera fe y decidiesen abandonar la empresa con lo que el Vicerreinato y el Almirantazgo se quedaría reducido a la Española, Cuba y poco más, perdiendo todo el continente aún por descubrir.
Esta situación no se vuelve a repetir en viajes posteriores.
Pero resulta curioso que a los taínos no les llame la atención la barba de los castellanos, algo que será una constante en las internadas de los expedicionarios al interior del continente y que narran todas las crónicas ¿Por qué a los indios, barbilampiños, no les sorprenden los hombres barbudos?
Hay una única respuesta: Ya sabían que existían hombres con barba, y asociaban el pelo de la cara a la procedencia celeste. Un argumento muy de peso para considerar que antes de Colón otros llegaron, al menos, hasta el Caribe estableciendo relación con los isleños.